December 15, 2022

en el sur

Estoy intentando exteriorizar mis emociones más rapido y mejor. Una parte de mí no quiere aprender. Otra parte se siente atrapada en este proceso irreversible. Y una última, está tan inmersa que me hace estallar el cerebro.


Y este tipo de situaciones, no es que me incomode, pero no sé realmente qué tengo que sentir o pensar. Es más bien una mezcla de un montón de cosas. Me llevó a un tiempo atrás, cuando ya había (sobre)vivido a todo esto. Entonces me bloqueo y no logro decir nada, sólo me sale aceptar y sufrir en silencio. Defaulteo a “ser fuerte” y “ser buena onda” y “nada me afecta/altera” y quién sabe cuántos otros mecanismos de defensa que tengo arraigados hasta en las uñas.


Pero esa armadura ya no sirve. Se me dispara la ansiedad. Siento miedo, tristeza y todo tipo de emociones que sólo me hunden…


No sé cómo hace la gente. Yo tardé una vida en descubrir algo que estaba frente a mis ojos, que es mi incapacidad de actuar. Mi necesidad de pertenencia, de conexión.. eso ya lo tenía re claro. A lo que voy es que no siento ningún interés por nada ni por nadie, más allá de lo platónico. Porque no me queda nada por sentir. Estar acá sólo exacerba lo frágil de mi nuevo balance.


A veces hay chispazos, pero son más bien reacciones a lo que mi ser esperaría (o quisiera) sentir. Con cada fracaso, mi corazón se replegó más y más y, cada vez, supe que esto iba avanzando. Hasta el día en que eventualmente ya no iba a quedar nada más. Creo que ese día llegó, y lo que sea que quedaba en mi interior se terminó. Puede ser?


Esto es irreconciliable con mi infinito deseo de dar y recibir. Pero.. cómo construir algo si soy un campo de cenizas? Por momentos, mi energía se expande como una supernova, como una estrella explotando al revés. Pero si no hay un contexto adecuado para canalizarla, sólo me lleva a la frustración, y es proseguida rápidamente por la anhedonia.


Quisiera no sentir. Quisiera no tener que pensar en lo que mis emociones me gritan.

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