December 23, 2022

catarcias

Di una vuelta eterna para llegar acá.
Me pesa el pasado, y me aqueja el dolor.
Pero a la vez,
tengo una sonrisa loca en un corazón libre,
en un refugio de amor y cariño
que construí hacia mi mismo.

Sí, la noche fue larga,
oscura y plagada de demonios.
De mis propias limitaciones,
de mi niño llorando a gritos
pidiendo ayuda
en lugares equivocados.

Pero como todo,
la noche terminó
y el sol salió.
Y aunque ahora me encuentro sentado,
triunfante, expectante,
sé que el día también va a dar
paso a la noche otra vez.
Y las dudas van a volver,
el miedo y todo eso.

Es así, pero cada vez,
soy un poquito más fuerte.
Nunca me voy a curar.
Pero cada vez, puedo ignorar
un poquito más esta herida sangrante,
este huequito nuevo
en mi corazón cansado.
Y puedo sonreír, sonreírme,
y mirarme con respeto y compasión.
Ese reflejo de persona quebrada,
es todo lo que importa.

Hago lo mejor que puedo con lo que tengo.
Entiendo las cosas, las acepto, las dejo ir.
Camino con mi corazón en mis manos,
y lo entrego libremente,
sin esperar nada a cambio.
Sin pedir.
El universo me va a dar
lo que deba recibir.
Ni más ni menos.

Y cuando de noche
me olvido de todo esto,
sé que debo abrazarme fuerte
y recordármelo con amor,
con paciencia,
con esmero y con fe.
La vida es demasiado corta,
demasiado linda, y no quiero
que mi alma se amargue.

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