Acabo de ver a la muerte y a la desesperación en el subte, sentadas al lado mio
Parecían señoras, pero nadie las veía
Sus rostros cadavéricos de mi se reían mientras hablaban entre ellas
Un sudor frío me bajo por la espalda, invadiendo mis sentidos
No entré en pánico, eso no
Puse mi mejor máscara de vacío y de gris, y les sostuve la mirada
Por dentro me desangraba, pero por fuera el mar en calma
Es el destino de quienes viven bajo mi estrella, del azul vacío
En la casa de los misterios, de la tierra y del agua...
Es el único final cuando se intenta hacer lo correcto...
Ser una roca firme en toda esta demencia,
para que nadie lo aprecie ni se quede,
para pifiar siempre con el timing,
para quedarse sin esfinges ni cortinas ni heladeras en este invierno de muerte
El vagón se vació, quedé solo con ellas
y sus rostros cambiantes, hechizos de sombra, de introspección, duda y horror
Se cernieron sobre mí y me dijeron una única palabra
[...]
Me levanté y salí al frío de la noche...
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