Empecé a escribir eso el 22 de julio, y lo retomo hoy 25 de septiembre
y nada fluye fácilmente como me gustaría. Otros días, me siento tan fuerte, tan conectado, tan completo, tan... todo. Pero es un fluctuar de infinitos, un oscilar que nunca para. Y ya quisiera que pare. Todo depende de mí. Hasta que ya no. Es así de simple, y de complicado.
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