September 18, 2012

heladera

5. Desearía no haberte visto ahí sentada, mirándome tan divertida; la emoción -mutua- de aún no conocernos. Verte jugar con tu público como si fueran muñecos sin importancia, sonriéndote a vos misma, esa hermosa sonrisa incendiaria me quemó.

2. Mordí el anzuelo de una, sin pensármelo dos veces. Quería morderlo, la verdad, y quería morderte. Quería sentir algo un rato, ese no sé qué, eso que después metemos en la heladera y analizamos con una frialdad imperdonable y tan medida.

4. Quizás ahora mi reputación me precede. Quizás se volvió tan descontrolada como una tormenta en el mar. Pero mi determinación no falló, no cambió. Mi objetivo está tan claro y afilado como una hoja de acero negro. Quisiera auto-destruirnos.

7. Y niña, qué puedo decirte ahora? No siento nada, nada de nada. No lamento mi frustración de que no levantaras el teléfono y que mi tren pasara adelantado, por minutos. Y que vos hubieras llegado, trayéndome flores y una tiara de cenizas.

6. Ja, siempre estás un paso adelante. Al menos en estas cosas, sos mi ama y maestra. Para otras, seguirás siendo siempre inferior a mí. Y sí, el mensaje entre líneas estaba claro: quería que nos usáramos como lo hicimos en el pasado.

7. No tiene ningún sentido que alguien ajeno se meta en nuestra energía tan libre y armónica. Estamos en el mismo lugar pero en momentos del tiempo muy distintos. El número de los misterios, la casa de la tierra, ya vamos a llegar ahí.

X. Nos encontramos en una situación propicia para que nuestros ojos, miradas y gestos hablen solos. Quizás juntos podemos crear un hechizo que deje a todos congelados durante unos minutos. Me gustaría absorber un poco de esas luces.

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