April 23, 2016

salelsol

Era el momento. Lo evadí, evité, le escapé. Pero la cara helada y furiosa de mis dioses me indicó que el impasse terminó. Tuve mi mes de gracia, con su bendición. De penumbra, de nubes y de agua. Y como el último grano de arena de un reloj inexorablemente capturado por la gravedad, el momento llegó. De sentir lo no sentido antes, de revivir eso que mata. De caer en el pozo interior del ser, del dolor, de todas las emociones de las que escapé con maestría, a la espera de que este día llegara.

Y no me engaño. Soy fuerte, desprecio la debilidad. No me engaño en que me traicioné y fui débil - me escondí en mi mismo, en realidades y ficciones, en tiempos y en sueños, en el roce de la piel, en el mar, en el rojo de besos injustos y en la lluvia. En la noche de nubes rojas y de calmante caída de tormentas silenciosas....

Ahora es el momento. Y estando en una isla en el mar de la indiferencia, puedo decir que estoy envenenado del todo. Amé más de lo que me prometí permitirme. El rojo triunfó sobre el azul. Soy del frío y mi corazón es un cementerio. Mi alma es oscura, impura. Mi mente, retorcida, gobernada por dos demonios y mi instinto. Y por la fuerza que me hace ser quien hago que soy. El subconsciente, lo oculto, lo indirecto, diagonal, oblicuo, no-dicho, no-pensado....

No soy quién para perder el escaso tiempo que queda en dudar. Nunca lo hice, no voy a empezar ahora. La duda y la metafísica se la dejo a los sacerdotes y a los necios. No, yo me concentraré en hacer lo que siempre hice. Hacer lo mejor con lo que hay, en cada momento, en cada denso y amodorrado segundo, que se arrastra siguiendo al siguiente sin ganas y sin razón. Cada situación, cada palabra, cada instante, aplastado por el peso infinito de mil millones de paralelos, cruces de caminos, posibilidades, escenarios. Todos estudiados, analizados, inmediatamente categorizados, priorizados, descartados, seleccionados por mi instinto, por mi paranoia, por el reloj cayendo, cayendo, siempre cayendo. Arrastrado por el pasar del tiempo, siempre presente, y por un multiverso multicolor de opciones, opciones, siempre teniendo que elegir entre una y otra. Entre eso o aquello, entre una y otra persona, entre otros y yo, entre mi felicidad o mi cordura, entre mi salud o mi placer, entre el hoy y el mañana, entre el potencial ayer y el potencial ahora, entre quien soy y quien quiero ser, entre quien fui y quien creí ser, entre la cosa que soy gobernado por el instinto, y la que soy gobernado por la paranoia. Entre mi luna y mi lluvia. Entre la marca a mi derecha o a mi izquierda... Siempre en conflicto, el mar parece calmado en la superficie, inmutable. Pero corrientes secretas lo mueven en un constante flujo y equilibrio dinámico, natural, perfecto... Pero... equilibrio no necesariamente es felicidad...

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