miedo, celos, envidia, rechazo,
inseguridad, soledad y ansiedad.
Toda la gama baja de emociones,
con las cuales nunca había lidiado en verdad.
Siempre estuvieron ahí,
enterradas, escondidas
bajo una capa de invulnerabilidad.
Sentir alegría, compasión, conexión,
paz, diversión, excitación,
placer, seguridad,
agradecimiento, curiosidad..
la gama positiva es,
naturalmente,
más fácil de transitar.
Anoche, no tenía expectativas de nada.
Honestamente acepto todo lo que viene dado.
Pero la cercanía despertó ese lado
irracional que quiere más,
que quiere todo, que siente todo.
Y al despertar eso, al sentirme
desnudo y en contacto,
confundí un poco más las aguas,
y me dejé llevar
en direcciones que no debía.
Es un aprendizaje.
Y estoy aprendiendo.
Puedo decir que
estoy feliz y agradecido conmigo mismo,
con mi persona, con mis pequeños
y grandes logros, con mi lugar
en este mundo.
Con las oportunidades, las vivencias
y todo lo que viene dado.
Agradezco esta etapa.
Y debo confesar que en este impasse,
me estoy presionando un montón
para sentir ese paso inicial de Venus,
que abrirá la puerta a una nueva etapa...
Me es raro escribir así.
Me saca un peso de encima hacerlo.
Espero el día de hoy
avanzar unos pasitos más en mi proceso,
transitar mis emociones, mis anhelos,
mis frustraciones, mis momentos,
con mayor claridad, aceptación y fortaleza.
Porque siempre siento que me falta fuerza,
capacidad, para abarcar todo esto.
Pero a la vez, aunque duela,
siempre logro abarcarlo.
Estoy cansado de llorar,
en el buen sentido.
Y mi corazón está ganando
una fuerza que nunca había tenido.
Dioses, me dejo llevar
y acepto lo que sea que me deparen.
Pido la compasión, empatía y amor
para tratarme de la forma
que me merezco a mí mismo.
Gracias, gracias, gracias.
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