Creo que estuve volcando acá más que nada lo que estuve sintiendo del lado "bajo" de mis emociones. Lo necesitaba. Fueron momento difíciles donde escribir me ayudó mucho. Me permitió enfocarme, soltar un poco, entender un poco, y transitar las emociones. Pero no estuve escribiendo nada del lado "alto" de mis emociones.
Estar acá y poder hablar con diferentes personas, sin ninguna expectativa de nada, dando libremente y sin esperar nada a cambio, es lo que más creo que se alinea con mi corazón y mi personalidad. Me encanta. Es, creo, mi mejor versión. Interactuar con alguien nuevo y escuchar sus vivencias, la forma en la que habla, en la que mira, la distancia que toma, qué elige contar.. son placeres sumamente especiales. Y lograr transmitir mis ideas y emociones de forma amena y conectada, lo es también. Si esas charlas me acercan un poco más, buenísimo. Si puede surgir una amistad, una relación o algo más, mejor aún. Si la otra parte decide llegar hasta ahí y seguir su cauce, eso está bien también. Nunca quise nada que no estuviera dado libremente. Algo dado obligadamente o sin que fuera la elección del otro, me dolería más...
Sentarme simplemente por el hecho de hacerlo, en cualquier lado, en cualquier momento, es en sí mismo una gran fuente de alegría. Mejoro cada vez en mi capacidad para disfrutar todo en tiempo-presente. Los árboles, la brisa, la montaña, el lago, las casitas, las personas que pasan o que interactúan conmigo... Si me miran a los ojos y comparten algo conmigo, es un regalo divino que atesoro con mis propios ojos y corazón. Si eligen no contarme, no compartir, pero igual se mantienen cerca, sé que están haciendo lo que pueden para estar ahí, y eso es apreciado de la misma manera. Si se alejan, eso también está bien: cada uno debe ir y estar a donde desee ir y desee estar. Ni más, ni menos.
Tocar la guitarra tanto más seguido, me reconecta con mi alma. Ayer me senté dos horas y escribí una canción. Tomé fracciones de una canción que comencé en junio, cuando mi corazón se caía a pedazos, y la fusioné con las emociones que me rodeaban en aquel momento. Improvisé una letra que surgió de mi corazón, y me sorprendí a mi mismo con su profundidad y cercanía. Me hice llorar a mi mismo. Y ahora sólo pienso en expandir este espacio que abrí, y escribir/componer más...
Miro el amanecer y sonrío. Soy una fuente de paz, amor y compasión, de comprensión y felicidad. Tengo que trabajar mucho más en mí, pero creo absolutamente que haciendo lo que hago, voy a ayudar a otros a estar mejor también. O al menos, estoy dispuesto a intentarlo.
No comments:
Post a Comment