Estuve espejando mucho a mucha gente. De ambos lados. No sé bien qué significa, pero sé que está muy relacionado con mi misión en esta vida. Soy el que nutre, el que sostiene, el servicio, la empatía, el dador, el sanador. Todas las distintas cosmovisiones coinciden, convergen. Ninguna habla de ser un visionario, y sin embargo, me duele casi saber todo lo que se viene.
Estoy espejado, en las vidas de otres. Estoy liberado, y creo que por ahí venía el concepto faltante. Nunca antes, en la era de las máscaras, me había sentido tan bien como ahora. El pasado es un recuerdo hermoso que me hace sentir cosas lindas. O amor hacia mi yo-incompleto que chocaba por la vida. El futuro es una incógnita insondable (las visiones no me dicen más que ciertas cosas específicas) que espero con paciencia, sin apuro, sin expectativas. Y el presente… uh, el presente es una sobrecarga, una montaña rusa emocional que nunca se termina. Amor, tristeza, curiosidad, afecto, miedo, compasión, duda, culpa, orgullo, satisfacción, paz, ansiedad. Un crisol, un arcoiris de plenitud. Todo coronado por mi libertad de ser, por un mini Buda que me guía, por el sol y la luna.
No puedo decir que sea feliz. Pero sí, que me siento realizado. Necesito encontrar la forma de canalizarme, de enfocarme un poquito más. Ya casi llegué. Pero.. estoy espejado. Y no sé qué significa, qué implica. El universo me va a revelar lo que deba saber. Y lo que no, no me importa, en el buen sentido.
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