En este momento, agradezco tener la capacidad de apreciar a quienes eligen compartirse conmigo, en un sentido amplio, y reciprocarles con mi alma. Y agradezco tener la capacidad de no reaccionar con quienes no eligen compartirse conmigo, perdonarles por daño que me podrían causar sin desearlo, y devolverles compasión.
Veo sueños, de momentos de los que quisiera haber formado parte, de cosas que quisiera estar haciendo, compartiendo. aprendiendo, disfrutando. Y me llena de una difuminada alegría cuando estoy efectivamente siendo parte, y de una difuminada tristeza cuando no lo estoy. Una estrella de luz nace cuando hago contacto visual, en un momento de conexión, con quienes sí están ahí conmigo. Y una estrella de luz explota hacia adentro cuando la falta de empatía es visible en quienes me excluyen. Es la naturaleza de la existencia, un ciclo constante. A cada momento, es así, fue así, será así.
Solo soy dueño de mi ser, de mis palabras, acciones y del centímetro y medio hacia afuera que se extiende mi aura principal. Cuando alguien me escucha de verdad y me devuelve sus energías, ese hermoso flujo compartido me conecta con todo. Cuando alguien no logra escucharme, es simplemente una oportunidad perdida, pero sé que hice lo mejor posible, y que probablemente, la otra parte también hizo lo mejor que pudo. Y agradezco la liviandad con la que logro transitar un buen tramo de mis momentos. Tengo fe de que con el tiempo, todos los momentos van a ser el mismo momento, y que la esencia de las cosas va a permanecer revelada y evidente para mí. Con un poco de sabiduría, quizás pueda ayudar a quienes me rodean a ver esa esencia, a apreciarla, a ser parte…
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