August 15, 2022
No puedo escapar a las visiones que me llegan constantemente. A cada paso, ya sé lo que va a pasar, ya sé lo que voy a hacer, ya sé lo que no voy a poder decir. No tengo nada para dar, soy un terreno yermo, desolado. Di de mí lo mejor de mí, y mi alma me dejó. Por suerte. Sigue ahora por un camino pequeño y grandioso, luminoso y puro, y agradezco cada instante de que haya sido así. Mi tormenta perdió toda su fuerza, su personalidad. Su esencia. Ya no es más que agua cayendo, sin sentido, sin poder, sin función. Agua sucia, lluvia ácida, contaminada. El destino brillante no significa un final feliz. Es más bien un fin. De destrucción, desesperanza, anhedonia. En vano los mortales luchan por empujar, por mentir, por intentar. En vano los seres del agua reciben la capacidad de fluir libres. Es una ilusión. Siempre estuve destinado a seguir mi curso hasta volver al mar interior. Pero la visión no cambió. Simplemente ahora puedo ver con mayor claridad. Las oscuras profundidades no encerraban secretos ni significados ocultos. No tenían razones de ser, ni insinuaban dádivas obtusas. Eran solo eso. Agua, y nada más. Lo más ridículamente común de este planeta insufrible. Nada había sumergido, nada quedaba bajo las corrientes imperceptibles. Vale un tesoro enterrado, si nadie jamás da con él? Es terrible una tormenta, si a nadie afecta? Mi karma bajó a cero, mi ataduras se deshicieron. Excepto las más suaves, las más sutiles, las más ocultas. Ni mis propios artefactos puedo recordar en paz.
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