armarme de valor
para rendirme,
bajar mis defensas y
pedir lo que necesitaba.
El coletazo del rechazo
dolió menos de lo que esperaba,
quizás de forma análoga a lo que dicen,
que una quemadura o herida profunda
parece doler menos
que una superficial,
aunque su "daño"
sea mucho mayor...
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