Mi espíritu se quebró
Y mi alma se dispersó
En un vuelo lunar, repentino
Su torrente me cautivó y
Sin palabras, me volvió a derrocar
En aquel baile de media eternidad
Que nunca se aleja, nunca se termina
Una nueva capa de cenizas
Que se asienta en joviales brillos
En suaves tonos apagados
En sutiles rojos infinitos
En lentas órbitas que
Sin esperarme, se alejan…
No me quedan más fracciones
Es la última que, implantada
Crece sin parar, sin saber
Que mis ojos, mi lluvia,
No alcanzará para nutrirle
Porque nada crece de mi
Soy veneno, soy odio,
Soy lo que pude ser
Y nada más…
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