Pero volví a casa en un lugar en el que no puedo hacerlo. No sé. Me siento ligeramente embriagado, puesto, ido, hastiado... anhedónico? No, no aún, falta un poco más.
La comodidad de lugares comunes y atesorados. El humo asciende en espirales de colores. O yo así lo describo. Una aureola rodea mis ojos, con cálida desenfocalidad. Desatornillando mi cerebro en breves instantes de pacífico ser.
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